Nelly Ramírez, quien abandonó la Legión de Cristo tras siete años de dirigir la casa de Consagradas en León, Guanajuato, acaba de publicar un revelador libro sobre, entre otras cosas, el discrecional manejo de las finanzas de la Orden.
El manejo de las finanzas de la Legión de Cristo es un tema turbio, restringido a un pequeño grupo centralizado en Roma y que utiliza todos los resquicios legales necesarios para operar no como una congregación religiosa, sino como un holding empresarial: los recursos del Regnum Christi, manejados a través del grupo Integer Ethical Funds (IEF), van a fondos de inversión sujetos a la volatilidad propia de los mercados financieros, lo cual ha ocasionado que sean arrastrados por la actual crisis económica, revela el libro El reino de Marcial Maciel (México, Planeta, 2011) escrito por Nelly Ramírez Mota Velasco.
Es un misterio aún el destino del dinero de las colegiaturas de los colegios y universidades de los legionarios —15 universidades, 50 centros universitarios denominados Interamericana de Desarrollo, 177 colegios y 133 mil alumnos—, pues las construcciones e infraestructura de los mismos han sido logradas a través de donativos, mientras su personal, cuando no es voluntario, suele ser pagado con los mínimos del mercado. Como ejemplo, Ramírez expone la falta de transparencia de los recursos para la construcción de la alberca del Instituto Cumbres Vistahermosa, proyecto para el que se recaudaron tres veces los recursos necesarios, tanto de padres de familia como de otros benefactores, y aún no se ha logrado concretar y se desconoce el destino del dinero.
El cerebro financiero de la Legión ha sido el religioso Luis Garza Medina, quien, como dice la autora, ha señalado la necesidad de utilizar todos los resquicios legales para hacer crecer la obra. Por ello, para la operación administrativa Garza Medina creó el grupo IEF, que al ser manejado por laicos con salarios —éstos sí de hasta 200 mil pesos mensuales— y no por religiosos legionarios —como establecen los estatutos de la Legión—, se ha alejado del control de las estructuras de la Orden; por ello, su labor ha sido cuestionada en la revisión que realiza el delegado apostólico, cardenal Velasio de Paolis, quien califica a IEF como una “estructura corporativa enmarañada y rebuscada”, que opera en contra del Derecho Canónico al concederle una autoridad amplia a los seglares, incluso por encima de los directores territoriales de la Legión.
Para la administración de todas las obras apostólicas, la Legión cuenta también con los fondos bajo custodia, que son controlados también desde Roma: allí se reciben los donativos y se centraliza la adquisición de los bienes necesarios para la Orden. Destaca la autora: “Si un sacerdote necesitó adquirir una computadora y solicitó ayuda a su familia, que le envió, digamos, mil 200 dólares, éstos son trasladados a Roma y luego de ahí se le manda al solicitante la computadora, pero una adquirida en Estados Unidos a 700 dólares. Del resto del dinero nadie conoce el destino”.
De la misma forma operan las casas de los y las Consagradas, de las que la mayoría de su presupuesto, detalla Ramírez, se sostiene por donativos; es decir, “buena parte del gasto operativo se cubre por donativos, y el criterio administrativo para las casas de Consagradas en vigor en el año 2009 fue conseguir 40 por ciento del presupuesto por donativos y 60 por ciento de la administración general”. Todo dinero conseguido por donativo para la casa o como regalo personal, incluido ese 40 por ciento, se deposita a la cuenta territorial.
Nelly Ramírez logró romper con las ataduras de la Legión, luego de ser durante siete años directora de la primera casa de Consagradas en León, Guanajuato. Destaca en su libro su profundo conocimiento de la forma en que trabaja la estructura religiosa y económica de esa Congregación, además de cómo es la vida de sumisión y obediencia al interior de esa Orden fundada por el padre Marcial Maciel Degollado: “Se tienen allí autómatas, no personas, se tienen esclavos, no hombres, ni mujeres”; no hay discernimiento, ni madurez, por lo que algunas consagradas se comportan como niñas, no como adultas. Ramírez dedica un capítulo especial para explicar los mecanismos que la Orden favorece para lograr esta sumisión; por ejemplo, cómo son reclutadas y apartadas de sus familias las Consagradas, cómo se les imponen normas para defender a la Legión aun por encima de las críticas familiares o sociales, y se les hace creer que el bien de la Orden es superior a cualquier otro.
Uno de los éxitos de este control es el manejo de lo que ellos llaman la “sana desconfianza”, que sustentan en la creencia de una debilidad humana que sólo puede paliar Dios y, por escalafón, los superiores legionarios, y donde se les inculca que todo se debe reportar a sus directores. Así, es común y fomentado el informar en contra de los compañeros. A través de esta mecánica de espionaje interno, que se vende como benéfica para la buena marcha de la orden, la jerarquía conoce cada movimiento de sus subalternos, lo que resulta en un clima generalizado de paranoia institucional que rara vez es mostrado a los externos: la autora cita que en el manual de las Consagradas se les especifica que, cuando reciban visitas, siempre deben mostrarse alegres y sonrientes, sin importar cómo se sientan realmente.
JUSTO MULLOR Y ALBERTO ATHIÉ
El padre Marcial Maciel desprestigiaba a sus críticos mostrándolos no como tales, sino como enemigos de las verdaderas virtudes cristianas de la Legión de Cristo; un caso es el de quien fuera nuncio apostólico en México, Justo Mullor, responsable de haber reportado a Roma las denuncias de los abusos sexuales hechas por los ex legionarios. Muy pronto, cuando éste no quiso jugar el juego de complicidades de Maciel, entre los amigos con poder del michoacano circuló la versión de que el nuncio era un peligro para las relaciones de la Santa Sede con México, y el trabajo de Mullor se vio seriamente obstaculizado en el país.
Otro caso es el del entonces sacerdote Alberto Athié, quien denunció los abusos cometidos por Maciel en contra de José Manuel Fernández Amenábar, ex rector de la Universidad Anáhuac. Los legionarios se encargaron pronto de difundir que Athié “se había ido de su puesto como secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Pastoral Social llevándose el dinero de Cáritas, para luego huir a Chicago”, cuando en realidad el cardenal Norberto Rivera, amigo y sin duda cómplice de Marcial Maciel, le cerró a su ex mano derecha todas las puertas de sus actividades en México.
CÚPULA LEGIONARIA Y GRUPO MONTERREY
Al hacer un análisis de los hombres del poder dentro de la Legión, se detalla cómo la concentración de los principales mandos está en el denominado Grupo Monterrey: los religiosos Luis Garza Medina, Evaristo Sada Derby y Gabriel Sotres.
Garza Medina, el actual vicario general, durante años concentró el poder económico y territorial al ser el responsable de la dirección de Italia, de las Consagradas y de la formación intelectual y espiritual de toda la Congregación; aún maneja al grupo IEF, en cuyos mandos mantiene a familiares y amigos.
Evaristo Sada Derby lleva más de 30 años como secretario general de la Orden y dispone el movimiento del personal, así como el archivo de correspondencia que incluye los datos de “conciencia” envíados copiosamente por las Consagradas y demás los integrantes del Regnum Christi. Es amante del scuba-diving, deporte prohibido por su costo y riego para los legionarios, pero que él práctica constantemente en Cozumel. Tiene otros dos hermanos, Salvador y Alfredo, que antes fueron sacerdotes legionarios y que necesitaron fuerte tratamiento médico y siquiátrico, y que hoy están totalmente marginados de la Legión.
Gabriel Sotres, hombre de confianza de Evaristo Sada, fue el responsable de la correspondencia privada de Marcial Maciel y de la comunicación externa de la Congregación. “Su posición siempre ha sido la de mantener alejado de los reflectores el funcionamiento interno de la Congregación. Este sacerdote posee en su oficina los testimonios de muchos que fueron abusados por el padre Maciel, y las cartas de denuncia a las que nunca se prestó atención. Fue el principal cerebro del ocultamiento”. Sotres está hoy enfrentado con Garza Medina, a quien “no le perdona haber revelado los últimos días de vida del padre Maciel”, siendo aún de la idea de purificar a la Legión de los rebeldes para quedarse sólo con los más viejos y los más jóvenes, y echar a los demás “para construir la Legión como Dios quiso desde el inicio”.
Para la autora, esta nomenclatura poderosa tiene en sus manos a la Legión, y al actual director oficial, Álvaro Corcuera, lo califica como un hombre “bondadoso”, “muy débil” en su gobierno y sin mucho margen de maniobra. En general, los superiores de la Legión son “una casta” aparte, porque nadie sabe a ciencia cierta lo que hacen: tienen un régimen de vida especial. Por ejemplo, si se enferman, asisten a hospitales de Estados Unidos en vez de a sus centros de salud locales, pueden manejar carros lujosos de uso exclusivo y comer en lugares selectos. “El director general, incluso, tiene su capilla, comedor y oficinas aparte, en un departamento construido en la misma estructura de la casa donde viven los demás legionarios”. A los miembros de esa cúpula se les “reverencia como si fuesen más dioses que hombres. Nadie les puede llevar la contraria, por eso se considera una falta grave el criticarlos y existe el deber de hablar siempre bien de ellos”.
Ante esta realidad, Nelly Ramírez considera que no basta con el esfuerzo que realiza la Santa Sede para renovar a la Legión de Cristo, a sus estructuras y convicciones, a menos que “haya una conversión personal de cada legionario y de cada Consagrada (o)”.
Hasta el momento, pese a los descubrimientos escandalosos de la doble vida de su fundador, aún hay quienes se niegan a cualquier cambio: a los legionarios “el silencio los inunda, es la atmósfera que priva: la autocomplacencia de la Legión”.
Recaudación legionaria
“Lo recaudado en las obras de cada territorio puede variar de unas zonas a otras. Así, los territorios de México y Monterrey pueden sobrepasar los 20 millones de dólares anuales, pero Chile y Argentina apenas llegarían a los 10. Del mismo modo, en el montante de gastos, Italia sería uno de los que más gastan, por encima de los 30 millones, seguido de España, que ronda los 20.
“Existe un curioso sistema de recaudación de dinero para becas de seminaristas que se llama Pro-Beca. Los padres y las Consagradas se matan literalmente para conseguir personas que apadrinen la formación de futuros sacerdotes o de Consagradas, ya sea con donaciones anuales o mensuales. En Pro-Beca se suele dar un recibo deducible a los benefactores. La señora Adriana Lemus es la encargada de recoger ese dinero en el territorio de México. Mensualmente lo entrega a la administración territorial y ese dinero lo recibe una sociedad que, a su vez, lo envía a Estados Unidos, a las cuentas de tres sociedades constituidas en ese país. Estas sociedades entregan después el dinero a Roma en forma de distribución de dividendos de sus socios”.
Fuente: Nelly Ramírez Mota Velasco, El reino de Marcial Maciel, Mexico, Planeta, 2011.
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