Al margen de la juez Hilda G Tagle, el gobierno de Obama pactó con Osiel Cárdenas Guillén su sentencia a 25 años de prisión y no a cadena perpetua –de la que se habló al momento de su extradición–, a cambio de declararse culpable de cinco cargos federales en su contra y, al parecer, de develar las entrañas de los cárteles mexicanos, según se deja entrever en la sentencia que a puerta cerrada se dictó en su contra en febrero pasado y la información que la DEA ha difundido en los últimos meses
La noticia dio la vuelta al mundo: después de un juicio que durante tres años se desahogó en secreto, derivado de una acusación penal abierta en 2002, la mañana del 24 de febrero una juez de Texas dictó sentencia de 25 años de prisión en contra de Osiel Cárdenas Guillén, el líder del cártel del Golfo.
Ni el gobierno ni la Corte difundieron detalle alguno del proceso en contra de quien es considerado por la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) como el narcotraficante más temido y sanguinario de México; incluso la sentencia se dictó a puerta cerrada y el proceso fue blindado a perpetuidad. Fue una decisión sin precedentes, en la que la Oficina Federal de Prisiones recibió la instrucción de no difundir el nombre de la cárcel donde el narcotraficante permanecerá hasta el 1 de noviembre de 2028. Se le dio un trato de secreto de Estado.
Lo que la mañana de aquel miércoles 24 de febrero se dijo en el juzgado que encabeza la juez Hilda G. Tagle arroja luces sobre el proceso penal B-00-118-1. Contralínea obtuvo la transcripción de la audiencia en la que se expone que la sentencia respondió al pacto entre Osiel Cárdenas Guillén y el gobierno de Barack Obama, para que librara la cadena perpetua o la pena capital, vigente en el estado de Texas, y no a la consideración de la juez, quien revela no haber tenido participación alguna en el acuerdo que también fue sellado de por vida.
En negociaciones paralelas al juicio, en las que se mantuvo al margen a la Corte, el acuerdo se pactó mediante los cuatro despachos texanos que Cárdenas contrató para su defensa. Uno de ellos, el de Robert Yzaguirre, abogado del cártel del Golfo desde tiempos de Juan García Ábrego, a quien en 1996 en ese mismo distrito no pudo librar de 11 cadenas perpetuas por delitos contra la salud que hoy purga en una cárcel de Colorado.
Para Osiel, acusado de 17 delitos más graves que los atribuidos a García Ábrego, según la propia DEA, se pactó con el gobierno 25 años de prisión y 50 millones de dólares, menos de la cuarta parte de la propuesta de incautación inicial, de 300 millones de dólares.
También fue el gobierno estadunidense el que el 18 de febrero solicitó a la Corte “sellar” la audiencia de la sentencia “de este acusado”. El Servicio de Marshals de Estados Unidos (unidad policiaca del Departamento de Justicia), argumentando el “temor” por su seguridad, pidió desahogar la audiencia a puerta cerrada, y abstenerse de discutir otros asuntos hasta ocho horas después de terminada.
La transcripción de la audiencia, desahogada en un secretismo sin precedentes –lo que generó la crítica de los medios de comunicación estadunidenses– exhibe a un Osiel que se dice “arrepentido” de su carrera criminal e infructuosamente busca un encuentro con su esposa e hija. Expone además lo que el tamaulipeco representa para el sistema de justicia estadunidense: la efigie del narcotraficante del siglo XXI, violento y sediento de poder.
La audiencia
La audiencia comenzó a las 9:52 del 24 de febrero. Aún sin la presencia de Cárdenas Guillén, la juez notificó a la fiscal Toni Treviño; los asistentes de los fiscales federales Albert Ratliff y Bryan K. Best, y los abogados de Cárdenas: Robert Yzaguirre, Crispin Quintanilla, Michael Ramsey y Chip B. Lewis, de la moción presentada por el gobierno en el sentido de “sellar” la audiencia, “por razones que están estrictamente relacionadas con la seguridad de la parte demandada, personal de los tribunales, personal del Servicio de Marshals de Estados Unidos, del Palacio de Justicia, de otros funcionarios, y público en general”, dijo la juez Tagle.
—¿Es eso correcto? –subrayó dirigiéndose al fiscal.
MS.—Eso es correcto, su señoría –respondióTREVINO: That’s correct, Your Honor, if the Court Toni Treviño.
—Su señoría, hay una cuestiónthat was not mentioned in the motion, and we’re asking for an que no se mencionó en la moción, y estamos pidiendo una oral amendment. enmienda oral –intervino la defensa en voz de Quintanilla–.There’s an exception for the case agents and Hay una excepción para el caso de los agentes ythe victims, which were agents in the — mentioned in the counts las víctimas, que eran agentes de la DEA y el FBI, mencionados en los cargos de23in the indictment that he pled guilty to. la acusación que él se declaró culpable.But last night Pero ayer por la nocheMs. Trevino and I spoke, and we’re asking if the Court would la señora Treviño y yo hablamos, y nosotros estamos pidiendo a la Cortepermit his wife and his daughter to also be present, Your Honor. permiso para que su esposa y su hija (de Osiel Cárdenas) puedan estar presentes, su señoría.
—De acuerdo. ¿La señora Treviño? –se dirigió de nuevo a la fiscal.
—El gobierno sin oposición, su señoría.
—¿Me permite llamarlas a ésta sala? –preguntó Quintanilla.
—THE COURT: Yes, but can you please also –Sí…
Antes de que Quintanilla saliera de la sala, la juez Tagle aludió a que en las inmediaciones del juzgado había un reportero del Houston Chronicle que estaba preparando una solicitud para que se le permitiera estar presente en la audiencia. Le subrayó a Quintanilla que no querían presencia de los medios de comunicación en la sala, así que cuando saliera por la esposa e hija de Osiel, no incluyera a nadie más.
—“Permítanme dar lectura, para que quede constancia que, a pesarof all the efforts to ensure that this hearing not be noticed by de todos los esfuerzos para garantizar que de esta audiencia no se den cuentathe media, I am told that there is a reporter from the Houston los medios de comunicación, me han dicho que hay un reportero del HoustonChronicle who is, as I speak, drafting a motion regarding his Chronicle, quien está preparando la redacción de una moción para que sea oída o bien13 que se le permita estar presente durante la hearing. audiencia… Así que cuando salga a hacer lo que el Tribunal le pidió de la familia, por favor hágalo17 sin incluir a nadie más –ordenó a Quintanilla.
—Entiendo.
—Claro, es con base a lo que está sucediendo –aclaró la juez.
—Sí, su señoría.
— Gracias.
—Gracias, señoría. I’ll be Voy a estar24right back. de regreso.
Tagle volvió al tema de la seguridad.
“THE COURT: The position of the United States and “La posición de Estados Unidos y del Servicio de Marshals es que una serie de factoreshave created a situation in which the docketing of the han creado una situación en la que el desahogo de la audiencia de sentencia del acusado y la imposibilidad de sellarla, puede dar lugar a una probabilidad sustancial de que the defendant, court personnel, United States Marshal pela parte demandada, el personal del tribunal, los US Marshals, personal delother courthouse personnel, and the general public will be Palacio de Justicia, otros funcionarios, y el público en general sea placed in imminent dangpuesto en peligro inminente.
“Adjunta a esa moción fue laaffidavit of George Hephner, the — a Supervisory Deputy declaración jurada de George Hephner (marshal adjunto de Supervisión de Estados Unidos), quien explicó la necesidad de sellar esta audiencia. The Court is providing for the record a copy of that El Tribunal está proporcionando para el registro una copia de esaaffidavit that specifies the factual basis for the concern of declaración jurada que especifica la base fáctica de la preocupación de los US Marshals, la preocupación de que las personas oindividuals previously named would be placed in imminent danger individuos previamente mencionados se encontrarían en peligro inminente, por lo que la l la declaración jurada de George Hephner se incluirá como parteof the record for this — in support of this Court’s order. el registro en apoyo de la Corte.
“Therefore, the Court finds that there is a substantia”Por lo tanto, el Tribunal considera que existe una importanteprobability that failure to seal the documents and the failure necesidad de sellar los documentos y esta audiencia, y que de no hacerlo se dará lugar a una probabilidad sustancial22that the safety and lives of persons will be placed in danger que la seguridad y la vida de las personas se pondrían en peligro así comoand that ongoing investigations as well would be jeopardized,asì co las investigaciones en curso.
the Court further finding that there is a substancial
“4Therefore, in the interest of justice and based on tPor lo tanto, en interés de la justicia y sobre la base de lareasons contained in the United States’ motion to seal and the exposición de motivos ya mencionada, esta Corte ordena6 quethese documents be maintained under seal by the clerk of the estos documentos se mantengan en sobre sellado por el Secretario de la Corte de Justicia, que esta orden de sí misma no se presente en sobre sellado…”.
—Se ordena. 18¿Hay algún otro asunto doméstico? Se ordena que el acusado sea puesto en presencia de la Corte… ¿No?… All right. Está bien. Then please bring in the defendant. Entonces, por favor, traigan al acusado.
En tanto los marshalls salían por Osiel, la juez preguntó a la defensa si había leído el informe de presentencia y si lo habían expuesto a su cliente. Los abogados respondieron afirmativamente y agregaron que Osiel tuvo la presentencia semanas atrás y que no harían objeción alguna.
—Señor Cárdenas, ratifique, para que quede registro,
whether you have reviewed or have — whether your attorneys,si ha revisado usted o sus abogados el informe de presentencia; si ustedunderstood everything that was contained in that report. entiende todo lo que está contenido en ese informe –le dijo la juez.
—Sí su señoría –asintió un Osiel Cárdenas de pie, cabizbajo, presto a escuchar lo que previamente había leído, repasado y quizá meditado en la soledad de su celda durante varias semanas: le restarían 25 años, menos los que ya había pasado tras las rejas, incluidos sus días en La Palma, y 50 millones de los billetes verdes que amasó en su vertiginosa carrera de mecánico a patrón del cártel en el que a sus 19 años se inició vendiendo cocaína en su natal Matamoros. Cimentado con la sangre de enemigos y amigos, como Salvador Chava Gómez, el fugaz jefe a quien ordenó asesinar para ocupar su trono, alcanzó un liderazgo que para muchos, no ha terminado....
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