La maloliente historia de quiebras, rescates y nuevas quiebras de Mexicana de Aviación (cuentas pobres, dueños multimillonarios) está por aterrizar en una pista empresarial largamente relacionada con las acusaciones de fraude electoral cibernético en 2006, ni más ni menos que en las polémicas coordenadas de Advent International, el fondo de inversión que ha sido socio mayoritario de Hildebrando, la empresa especializada en servicios de tecnología de información que dirige Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, hermano de la esposa de Felipe Calderón Hinojosa.
La ruta de vuelo rumbo al fracaso, que intempestivamente fue anunciada en días recientes, acabaría siendo salvada por la milagrosa aparición del mencionado fondo de inversiones que en México dirige Alfredo Alfaro, según las versiones dadas a conocer ayer por pilotos de Mexicana que aseguraron que su asociación gremial ya había dado el visto bueno al plan presentado por Advent, que de entrada aportaría 49 millones de dólares para remontar la crítica situación actual. Advent compra empresas con problemas o con buenas expectativas de crecimiento y luego, ya saneadas o prósperas, las vende. En 2003 adquirió, por 10 millones de dólares, más otros siete a entregar en los 18 meses siguientes, para adquisiciones, la mayoría de las acciones de Hildebrando SA de CV, la compañía creada en 1986 por Diego Zavala Gómez del Campo.
Hildebrando tuvo una redituable cartera de clientes relacionados con el servicio público y ganó extraordinaria fama internacional negativa cuando se conoció que la sapiencia técnica del cuñado de un candidato presidencial mexicano había tenido en 2006 acceso manipulador a padrones varios, entre ellos el electoral y los de beneficiarios de programas asistenciales del gobierno federal. Esa vinculación tecnológica-afectiva de Hildebrando y Calderón fue denunciada en un debate entre candidatos presidenciales en 2006, y ganó un sitio consolidado en el banquillo de las acusaciones públicas cuando se fueron precisando las trampas que formalmente dieron el triunfo numérico a un candidato panista apagado, de poca monta y muy rezagado, frente a un perredista que largamente había aparecido como puntero, y de las causas que generaron el comportamiento atípico del flujo de resultados preliminares de la contienda que el cuñado de Hildebrando acabó ganando, según números oficiales intensa y sostenidamente impugnados por muchos mexicanos, por una cifra ínfima, apenas 0.56 por ciento del total de votos.
Ya en junio del mismo 2006, según nota de Roberto Garduño en La Jornada, en http://bit.ly/aLTtV3 se decía que Advent había decidido echar de su seno al hermano de Margarita Zavala, pues, con el descrédito proveniente de su involucramiento en el fraude electoral sería difícil venderla posteriormente. Sin embargo, publicaciones especializadas en economía afirman que continúa la asociación entre Advent e Hildebrando, sabida como es la existencia de una amplia permisibilidad de tejidos y redes accionarias para aprovechar los contactos o beneficios logrados por un socio "político" (no necesariamente jurídico) para devolverlos de manera diferida o disfrazada en otros rubros empresariales. Advent, en todo caso, ha anunciado que tiene mil 650 millones de dólares para invertir en América Latina y, para ayudarse a definir los mejores campos de acción, incorporó en mayo pasado, según reportó Alberto Aguilar en su columna Nombres, nombres y nombres, a cuatro socios operativos: Isaac Chertorivski, quien colaboró durante 26 años en Bacardí; Hans Joachim Kohldor, quien estuvo durante 28 años al frente de Siemens México; Alejandro Rodríguez, que era director de banca de inversión de BBVA Bancomer, y el embajador Andrés Rozental, presidente de Arcelor Mittal México.
El pago de servicios políticos y electorales con bienes saneados con recursos públicos no es novedad. José Luis Barraza pasó de ser un pequeño empresario puesto por los grandes capitales a "representarlos", en virtual condición de empleado, a ser "propietario" de Aeroméxico. Barraza presidía el Consejo Coordinador Empresarial en 2006 y destinó cuando menos 130 millones de pesos al pago de espots de guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador, acusándolo de ser un peligro para México, tal como lo había diseñado el publicista español Antonio Solá. En octubre de 2007, mediante una puja escandalosamente amañada, el gobierno formal de Felipe Calderón entregó Aeroméxico a Barraza, es decir, a Banamex y al gran inversionista electoral ganador, Roberto Hernández.
El declive de Mexicana fue programado como ha sucedido en otras áreas de interés político-empresarial en que el calderonismo ha instalado un clima de terror laboral y perspectivas económicas funestas, a las que suceden propuestas providenciales de auxilio que acaban beneficiando a grandes firmas predestinadas a quedarse con los negocios "en riesgo" (firmas agradecidas, que siempre tendrán a la mano, para retribuir discretamente a sus patronos gubernamentales, las bondades de los fondos de inversión que mezclan capitales, funden acciones y dispersan indicios). En este caso aeronáutico, ya se verá si Advent se queda en solitario con el negocio, o se hace acompañar de Goldman Sachs y Credite Suisse. Lo único cierto es que la experiencia histórica de algunos mexicanos los llevará a preguntarse si la empresa "rescatada" se llamará ZavalAir, Zavolaris, o todo quedará en un inexistente éxito musical del pasado: ¡A Volar, con los Hermanos Zavala!
Y, mientras han expulsado a Manuel Espino, Marcelo Ebrard se alista para presentar la histórica demanda contra el Cavernal Sandoval y el alto clero prepara una guerra santa contra el jefe del gobierno capitalino y la izquierda en general (¡incluso considerando en ese espectro al PRD!), ¡hasta mañana, con un subsecretario clave para el diseño felipista, Alejandro Werner, dejando la Secretaría de Hacienda que el mes entrante debe presentar el Paquete Económico 2011!
Julio Hernández López
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