Tlaskamati

miércoles, 6 de abril de 2011

Peatón con ruedas o automóvil sin motor...

Ciclista_mascara_Madrid. Samu Sánchez

Tracción a golpe de gemelo. Caminante locomotor. Definir la bicicleta en tiempos posmodernos es un dilema. La RAE y el código de circulación lo tienen claro: “la bici es un vehículo”. Algunos usuarios también y defienden la peatonalidad de las bicis. Desacuerdo. La bicicleta se mueve a medio camino entre los coches y los caminantes, tiene una forma propia de circular que aprovecha los resquicios del espacio urbano que quedan entre los automóviles y los peatones. Por lo tanto su estatus legal también debería estar a medio camino entre la calzada y la acera.

“No nos podemos convertir en peatones con ruedas ni en automóviles sin motor” dice Pedro Malpica sociólogo de la Universidad de Sevilla especializado en ciclismo urbano. En muchas ciudades, el espacio que los biciclistas tienen derecho a usar es una polémica. La DGT se pronunció sobre ello y, a los pocos días, matizó su postura. “Los responsables de tráfico en España deben fijarse en otras experiencias. El retraso en la implantación de la bicicleta en las urbes españolas se debe a la falta de formación de las autoridades competentes”, añade el sociólogo.

CamTrafficJam Pekin
Recorrer ciudades que nunca han valorado las bicicletas en el diseño de su movilidad es complicado. Los pedaleantes experimentados abogan por la calzada, rápida pero insegura; los neófitos reclaman el derecho a comenzar por las lentas y tranquilas aceras o, por lo menos, a refugiarse en ellas en un momento de pánico. Para Ricardo Marqués, presidente de la asociación de promoción de la bici A Contramano y profesor de la Universidad de Sevilla, la línea divisoria no está en llevar, o no, ruedas. “Si usamos ese criterio, un minusválido o un carrito no podrían ir por la acera. La gran diferencia radica en llevar o no llevar motor que es lo que hace a los coches peligrosos”, matiza el profesor.

Copenhagen4 La bicicleta es un vehículo sin motor y aunque circular por la acera no debería ser la norma, una cierta aquiescencia aseguraría el derecho ciudadano a elegir la manera en la que quiere recorrer la ciudad. “En las actuales circunstancias y con la estructura de movilidad existente en España, asegurar el derecho a ir en bici pasa por la comprensión. Como los derechos no pueden aplazarse se requiere permisividad y diálogo”, enfatiza Marqués.

Inseguridad, accidentes y desprestigio. Joan Valls, presidente del BACC y experto en movilidad, considera que las bicicletas son vehículos a todos los efectos y que, por ello, su espacio es la calzada. “Es un tema de paradigma. No podemos dar espacio a las bicis a costa de los peatones que sufren mucho al percibir un vehículo cerca.
Convertir a las bicis en peatones con ruedas de derecho significa mancillar la imagen de la bici y crear enfrentamientos”, sentencia.

Vivir una ciudad en bicicleta implica una serie de problemas propios y diferentes a los del resto de protagonistas del entramado urbano. Su fragilidad no la hace comparable a un automóvil y la velocidad que alcanza no le permite equipararse a un peatón. Es una freelance de la movilidad y como tal debería tener su propio estatus legal. “El tema tiene mucha relación con la sociología del espacio urbano”, explica Malpica. “Los biciclistas somos transmóviles, nos movemos fuera de los márgenes de la normalidad establecida. Esa categoría intermedia nos deja sin espacio propio ni ley que nos proteja", aclara el sociólogo. Por la calzada somos un vehículo pero cuando ponemos un pie en el suelo nos transformamos en un peatón. Story_xlimage_2010_10_R420_Cyclists_Vs_Pedestrians_in_Riverside_Park_101910 Por eso, Malpica considera que los ciclistas urbanos tenemos que aprovechar las nuevas normativas y espacios que nos otorgan sin renunciar a nuestra manera de movernos."La norma se tiene que adaptarse a la bici y no al revés. Eso tardará un tiempo, pero acabará ocurriendo", concluye.






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