Tlaskamati

sábado, 13 de noviembre de 2010

Normas ortográficas


LA SEMANA pasada —reunidas en La Rioja, España— las Academias de la Lengua empezaron a filtrar a la prensa ciertos cambios que regirán la ortografía española a partir de la publicación de su nueva Ortografía de la lengua española. Algunas personas se han escandalizado o protestado, mientras que otras están de plácemes porque acaban de hacerles la vida más sencilla. Yo estoy entre estos últimos. Primero veamos los puntos más importantes de la información filtrada, y recordemos que aún no hay nada oficial aunque me imagino que este arroz ya se coció.

No todos los cambios anunciados son nuevos, pero otros sí. En cuanto a los cambios que no son totalmente nuevos, la diferencia radica en que las Academias, anteriormente, dejaban al arbitrio del redactor el uso de la tilde en ciertas palabras y en ciertos contextos. De estas palabras, la más común era solo. Tradicionalmente, se escribía sólo con tilde sobre la primera o cuando se trataba de un adverbio, y solo cuando era un adjetivo masculino singular.

En 1999, en la Ortografía de la lengua española que entonces publicaron las Academias, se afirmó que debíamos usar tilde en solo como adverbio únicamente si había posibilidad de anfibología (casos donde pudiera haber confusión o ambigüedad). Pero solo los académicos acataron esta supuesta simplificación porque resultaba más difícil saber si había anfibología que determinar si solo era adverbio o adjetivo. Con la nueva disposición, sin embargo, desaparece la necesidad de elegir: en todos los casos, con o sin ambigüedad, con o sin la posibilidad de anfibología, la palabra solo se escribirá sin tilde. Y sanseacabó. El contexto debe aclarar el sentido de solo. ¡Un problema menos!

Pero si usted considera que pudiera haber confusión, puede aún emplear la vieja ortografía: sólo. Aunque usted ya no estaría obligado a emplear la tilde para evitar la confusión, si desea usarla, no sería condenable. ¡Pero ojo! Si a usted le parece que hay una posibilidad de confusión, pone la tilde sobre la primera o y resulta que no hubo tal confusión, ¡sí sería un error! Conclusión: para no errarle, ya no hay que usar ninguna tilde en la palabra solo, ¡nunca! Pero como estamos tan acostumbrados a escribir solo con tilde cuando es adverbio, está por verse si seremos capaces de desaprender lo que es, prácticamente, un acto reflejo, como poner la direccional en el coche cuando vamos a doblar a la derecha o a la izquierda.

Algo parecido sucedió con los demostrativos, adjetivos y pronombres. Las Academias, hace 11 años, dejaban a la voluntad de los redactores el uso de la tilde sobre los pronombres demostrativos: si había posibilidad de confusión, iba el acento ortográfico. Pero se suscitaba el mismo problema que con solo; así, los veintiúnicos que acataron la disposición en aquel entonces eran los académicos. Ahora la tilde sobre los demostrativos se elimina por completo. Escribiremos, entonces, “No me gusta este” en lugar de “No me gusta éste” y “Aquella no llegó a tiempo” en lugar de “Aquélla no llegó a tiempo”. Otro problema menos. Y, según las filtraciones, no hay vuelta de hoja: será considerada incorrección cualquier uso de tilde en los pronombres demostrativos, con o sin la posibilidad de confusión.

Totalmente nueva es la disposición de escribir ex como prefijo y no palabra por derecho propio. Ya no escribiremos “ex novio” sino exnovio, ni escribiremos “ex presidente” sino expresidente. Solo si lo modificado por ex consta de más de una palabra, usaremos ex como palabra aparte: “Domínguez es el ex contralor general”.

Pierden también de manera definitiva su tilde los monosílabos cuya función oracional no cambia. Así, ninguna de las palabras siguientes se escribirá con tilde de aquí en adelante: guion, Sion, truhan, fie, [se] rio, o (aun entre guarismos: 12 o 13), hui, fie…

En cuanto a las letras, ¡aleluya! La b solo será be. Nada de be de burro ni be alta. Y la v solo será uve. ¡Adiós ve de vaca!
Nuestra querida w, que llamamos en México doble u, será uve doble, ¿o deberíamos decirle doble uve? Pero nada de esto es realmente nuevo. La ch y la ll desaparecieron hace tiempo, aunque pocos se dieron por enterados. Ya no son letras sino dígrafos: dos letras que representan un solo sonido, que los gramáticos llaman fonema. Esto se hizo para simplificar la alfabetización de obras y nombres en castellano dentro de bases de datos internacionales, los cuales emplean un abecedario donde no figuran ch y ll como letras.

Novedad es la desaparición total de nuestra y griega, tan querida como la ahora desaparecida doble u. Ahora solo será ye, tan simple y tan utilitaria como be, ce o de. Y no habrá más i latina, solo i. Viéndolo bien, resulta todo esto más sencillo.

Ciertas palabras que empleaban la letra q en contra de las reglas ortográficas españolas, ahora usarán k o c, según sea el caso. Ya escribíamos Irak y no Iraq, pero… ¿Catar? Antes era Qatar, y ya nos habíamos acostumbrado. ¡Pero no más! De aquí en adelante, este emirato árabe se escribirá Catar. En Wikipedia aún no se refleja este cambio. ¿Esperarán hasta que aparezca publicada la nueva Ortografía…? Creo que sería prudente. Mientras sean peras o manzanas, espero que nadie confunda Catar con catar: “Probar, gustar algo para examinar su sabor o sazón”.

Lo que sí se antoja raro es la nueva ortografía para quórum. Ahora va a ser cuórum. Mis ojos tardarán un rato en acostumbrarse a eso, y sé que producirá rechazo en más de un legislador. Pero tal vez no debería preocuparme. Dudo mucho que más de tres senadores y diputados realmente hubieran sabido cómo se escribía antes. Tal vez ni se den cuenta del cambio.

Todas estas sí son simplificaciones que se aplican directa y cotidianamente a la escritura. Siendo honesto, no lamento la desaparición de las tildes en solo ni en los demostrativos. De lo que no estoy totalmente convencido es la necesidad de continuar usando tildes, cualquier tilde. Claro que nos hemos encariñado con ellas. Pero la pregunta que plantean algunos lingüistas es legítima: ¿realmente hacen falta, o son simplemente una costumbre que solo sirve para que muchas personas tengan mala ortografía?

Lo primero que pensamos cuando se formula esta pregunta es que las tildes nos indican cómo debemos pronunciar las palabras, o cuál es su significado, su papel dentro de la oración. Pero someto a los lectores de este blog esta reflexión: si el inglés, que tiene problemas de homofonía y homografía mucho más graves que el español, no emplea ni una sola tilde de ningún tipo para indicar cómo deben pronunciarse sus palabras o para indicar su papel dentro de la oración o su significado, ¿no estaremos nosotros exagerando al insistir en la necesidad de emplear tildes? ¿De veras estaríamos tan perdidos si no las usáramos?

Yo no tengo la respuesta. Necesito más tiempo para reflexionar. Tal vez algún periódico pudiera publicar, sin el uso de tildes, una sola de sus secciones durante un año. ¿Nos acostumbraríamos? ¿Entenderíamos todo al revés? ¿O sería posible que nos concentráramos más en el contexto para comprender el significado?

No se me malinterprete: a mí me encantan las tildes. Yo solo me pregunto, como muchos, hasta qué punto realmente son necesarias. ¿Son indispensables o son muletillas? Por el lado sentimental, quisiera conservar por siempre las tildes. Pero por el lado práctico, me pregunto si sus días están contados.


No hay comentarios: