Tlaskamati

jueves, 18 de noviembre de 2010

La fuerza de Tolstói cien años después

Alineación al centro

Tolstoi

"Lo que durante casi un año entero había constituido para Vronski el único fin de su vida, sustituyendo a todos los deseos anteriores, y para Anna un sueño terrible, imposible y a la vez maravilloso, acabó haciéndose realidad. Pálido, la mandíbula inferior temblorosa, Vronski se inclinaba sobre ella y le suplicaba que se tranquilizara, sin saber muy bien qué decirle.

-¡Anna! ¡Anna! -decía con voz trémula-. ¡Anna, por el amor de Dios...!

Pero, cuanto más elevaba la voz, más bajaba ella la cabeza, antaño altiva y alegre, ahora cubierta de oprobio. Toda encorvada, se iba deslizando poco a poco del sofá en el que estaba sentada, y habría acabado cayendo sobre la alfombra si Vronski no la hubiera sostenido!

-¡Dios mío! ¡Perdóname! -decía ella entre sollozos, y apretaba la mano de Vronski contra su pecho".

AnnaKarenina Con este duelo entre eternidad y desdicha de Anna Karénina, de 1877, rindo homenaje a Leon Tolstói, de quien este sábado 20 de noviembre se conmemora el centenario de su muerte (Yásnaya Poliana, 1828-Lípetsk, 1910). Abro este homenaje con una de las novelas cumbre de uno de los escritores más grandes, cuya obra total vive un excelente momento de renovación debido a las nuevas traducciones al castellano vertidas directamente del ruso. Este Anna Karénina, por ejemplo, editada por Alba, ha sido traducida por Víctor Gallego Ballestero, que además presenta una excelente introducción y notas.

Guerraypaz ¿Qué decir a estas alturas de Tolstói? Creo que lo mejor es compartir algunos pasajes de sus novelas. Escucharlo en sus escritos y disfrutar de sus historias, de sus personajes y la vida que les dio, para nosotros, mostrando sus mundos íntimos y próximos, así como las ondas de la vida que van y vienen de ellos desde y hacia la sociedad a la cual pertenecen. Un fresco emocional, sentimental, social, político y antropológico. Y, claro, de la condición de ser humano en sus actos y consecuencias, como se puede ver en el siguiente pasaje de la monumental y trascendente Guerra y paz, de 1865 a 1869, (en traducción de Lydia Kúper editado por El Aleph y Del Taller de Mario Muchnik) y su declaración en contra de la guerra. Y, precisamente ahí, en medio de esa historía río por donde desfilan más de 500 personajes reales y de ficción alrededor de la invasión napoleónica y la corte de Alejandro, Tolstói, además de sus reflexiones sobre la barberie, también nos ofrece una clase magistral de sus ideas sobre el ser humano como individuo y la existencia:

"En la historia es inevitable el fatalismo para explicar sucesos irracionales (es decir, aquellos cuya sensatez no comprendemos). Y cuanto más intentamos explicar racionalmente esos fenómenos históricos, tanto más faltos de razón e incomprensibles nos parecen.

Cada ser humano vive para sí mismo, goza de libertad para lograr sus objetivos personales y siente, en su fuero íntimo, que puede o no realizar una determinada acción. Pero en cuanto realiza, esa acción, ejecutada en un momento dado, se convierte en irreparable, pasa a ser patrimonio de la historia y no significa un acto libre sino predeterminado.

El hombre vive conscientemente para sí, disfruta de libertad para conseguir sus objetivos personales y realizar uno u otro acto, pero tan pronto lo realiza, la acción cumplida, en un momento determinado, se hace irrecuperable y adquiere importancia histórica. Y cuanto más arriba está el hombre con los cuales se relaciona, tanto mayor es su poder sobre sus semejantes y más evidentes resultan la predestinación e invitabilidad de cada uno de sus actos.

Hay dos aspectos en la vida en cada individuo: el personal, tanto más independiente cuanto más abstractos son sus intereses, y la existencia espontánea, gregaria, en la cual el hombre obedece inevitablemente las leyes que le vienen impuestas.

"El corazón del Zar está en manos de Dios".
El Zar es esclavo de la historia.
La historia, es decir, la vida incosciente, gregaria de la humanidad, aprovecha cada momento de la vida de los reyes como un arma para cumplir sus fines".

Y a la luz y a la sombra de ideas y reflexiones de la existencia con su moral, ética y estética, Leon Tolstói nos contó historias donde combaten el amor, las emociones y los sentimientos, y nos mostró sus vericuetos. Que la vida no es un camino recto, y que en ese camino acechan miedos y contradicciones, propias y ajenas. ¿Qué son y significan la victoria y la derrota? ¿Para qué?

Babelia dedica su portada de este sábado a Toltói y a la vuelta de los clásicos rusos que ahora presentan algunos inéditos y nuevas traducciones. Mañana daré un adelanto del merecido reencuentro con dichos maestros de la literatura, y la invitación a leer una de las obras menos populares de Tolstói.

Imágenes: Leon Tolstói y fotogramas de Ana Karénina, dirigida por Clarence Brown (1935), con Greta Garbo y Friedrich March; y de Guerra y paz, dirigida por King Vidor (1956), con Audrey Hepburn y Mel Ferrer.

Por: Winston Manrique Sabogal18/11/2010

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