Tolstói, Dostoievski, Leskov, Chéjov, Gogol, Turguénev, Shólojov, Gorki, Pasternak y Aksiónov. La sola mención de cada uno de estos nombres rusos me hace un poco más feliz porque están ligados a momentos maravillosos de lectura. Las historias que escribieron forman parte de mis recuerdos y de su contribución a mi comprensión del mundo, de las personas, de la sociedad, de la Historia, de la condición humana y de mí mismo. De la vida. Les debo mucho, como a otros escritores, con los que he sido feliz mientras aprendía. Pues ahora esa felicidad se renueva y se refuerza porque todos estos autores rusos están siendo vertidos al español directamente de su idioma original. La mayoría de las versiones que hemos leído son traducciones del francés, del alemán o del inglés, lo que significa que muchas cosas se quedan en el camino. Ahora con las traducciones directas, varias de esas obras me parecen nuevas, pasajes que se me revelan desconocidos e incluso sentimientos y actitudes de los personajes me sorprenden. La esencia estética e intelectual de la obra que conocí sigue ahí, inamovible e inalterable, pero algunas imágenes y emociones transmitidas afloran como si fuera la primera vez que las leo.
Es un momento de celebracion, y de aplaudir que las editoriales hagan este esfuerzo. Un hecho que se nota este año a la luz de dos conmemoraciones: los 150 años del nacimiento de Anton Chéjov (a quien Babelia dedicó una portada en agosto) y del centenario de la muerte de Leon Tolstói (al que rendí homenaje ayer en una entrada en este blog).
Ambos son renovadores literarios y de gran influencia en escritores de todo el mundo. Por eso Babelia dedica mañana su tema de portada a todos estos maestros con un título entusiasta que lo dice todo: ¡Vuelven los rusos! Un especial que abre el escritor Juan Eduardo Zúñiga, gran conocedor y divulgador de esa literatura; y continúa con artículos de Juan Gabriel Vásquez que establece algunos paralelismos entre la vida de Tolstói y el protagonista de uno de sus libros menos populares: Hadjí Murat; también está el prestigioso eslavista Jesús García Gabaldón que escribe sobre Dostoievski y la aparición del volumen Diarios de un escritor. Crónicas, artículos, crítica y apuntes (Páginas de Espuma); y del autor y traductor del ruso Víctor Andresco que explica este dulce momento de los rusos en España y del libro Vasili Aksiónov Una saga moscovita (La otra Orilla). Además de una bibliografía con los principales y más recientes títulos de autores rusos, incluidos algunos inéditos como Una familia venida a menos, de Nikolái Leskov (El Aleph / Del Taller de Mario Muchnik) o la edición completa de la tetralogía de Mijaíl Shólojov El don apacible (RBA).Y termino este artículo con el final del primer capítulo de Una familia venida a menos, de Leskov, que presagia la aventura de la vida y de la sociedad rusa del siglo XIX:
"Han pasado ya muchos años de aquellas parrafadas de la abuela. La última vez que se las escuché fue en el cuarenta y ocho, apenas un año antes de su muerte, y debo decir que cuando la oí decir entonces en tono de reproche que "son pocos los que se respetan a sí mismos como personas", supe, por muy niña que yo fuera entonces, que tenía ante mí a una de esas personas que se respetan a sí mismas.
Es de ella, de mi abuela, de quien intentaré narrar aquí todo lo que retuvo mi memoria".
Si en la entrada del blog de ayer escribí sobre Tolstói e invité a comentar sus obras preferidas, hoy hago la misma invitación pero sobre autores rusos. Una manera de intercambiar opiniones y percepciones de grandes narradores.
Imágenes: El baño del caballo rojo (1912), de Kuzma Petrov-Vodkin, Winter Landscape, de Aleksei Savrasov, y Chica con ropa lavada en el yugo (1874), de I. N. Kramskoï.
Por: Winston Manrique Sabogal19/11/2010
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