Nadie duda de sus aportes innovadores a la literatura universal desde las letras hispanoamericanas, desde sus textos iniciales, Los cachorros y La ciudad y los perros, hasta los más recientes.
Pero lo que ha construido con la escritura lo ha ido destruyendo con su catadura moral, los desplantes neoliberales, la negación de sus orígenes y la obsecuencia ante los dictados del imperio. No hay causa indigna en esta parte del mundo que M.V.Ll. deje de apoyar y aplaudir. Si los pueblos votaran en Estocolmo, lo habrían hecho por el Antinobel. (P.H.)
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