¿El Andrés Manuel que vimos el martes en Iztapalapa es el mismo que logró que 15 millones de mexicanos lo eligieran en el 2006? ¿Ese hombre de semblante duro, actitud desafiante y estrategia arrogante es el que conquistó a millones durante años de campaña? No podía dejar de hacerme esas preguntas mientras veía y reveía las imágenes del mitin de Iztapalapa. ¿Nos engañó o es otro? ¿La derrota lo cambió o sólo exacerbó su peor parte?
Así comienza Denise Maerker, en su columna atando cabos del pasado 19 de junio. Y se Alemaniza, y se vuelve como dijera un lector "cacatúa de sobremesa"! Y contribuye a esta polarización que este México polarizado no le ayuda en nada!
Y no por su opinión que es muy válida, si no por la omisión de comentario respecto al juego de ajedrez político. De criticar con la misma dureza a las manos invisibles del Tribunal Electoral, que nuevamente vuelve hacer de las suyas al poner en su decisión de dar la candidatura a Silvia Oliva, una bomba de tiempo que ya explotó y que todavía no terminamos de ver las consecuencias.
Hace alusión a Enrique Krause, Gabriel Zaid, Federico Reyes Heroles y me pregunto: que diferencia hay con Ciro Gómez Leiva, Carlos Marín, entre muchos otros? Con Denise Maerker. Nada, solo que algunos trabajan en distintos medios impresos y radiofónicos, pero que igual que ella se han vuelto críticos severos y complacientes postreros por otro.
Son importante y valiosa su análisis de todos ellos, como la mía! Pero no se nos olvide, que AMLO no es AMLO solamente, AMLO es solo un representante (Mesías) tropical como lo llamara Enrique Krause; que encabeza al único movimiento opositor de este país. Podemos entender el pragmatismo de muchos cómodos analistas, pero este pueblo como dijera Galeano, requiere de “Juntarnos como los dientes, como las manos!” Pero también viendo a este México, con todas sus texturas; homogéneas y rugosas que la pintan.
Doropeatón
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