TODO en ella encantaba, todo en ella atraía:
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
Ingenua como el agua, diáfana como el día,
rubia y nevada como margarita sin par,
al influjo de su alma celeste amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría;
Cierta dulce y amable dignidad la investía
de no sé qué prestigio lejano y singular.
Más que mucha princesas, princesa parecía:
era llena de gracia, como el Avemaría;
Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar,
y cadencias arcanas halló mi poesía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diéz años fue mía;
pero flores tan bellas nunca pueden durar!¡
Era llena de gracia, como el Avemaría;
y a la Fuente de gracia, de donde procedía,
Amado Nervo
Marzo de 1912
Marzo de 1912
A partir de allí dedico
la poesía en mi tapanco!
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