Porque de ellos será el reino del poder, el éxito y la felicidad
La historia continúa… nunca se detiene, se repite; se transforma, pero no cambia por nada su esencia.
La historia es muy precisa, es inquieta; juega con un devenir. También ubica, modifica y proporciona esencia y rumbo.
La historia inspira, es nostalgia, es red de recuerdos imborrables, es lucha es destino.
Es también fuego fugaz, es delirio; es pesar. La historia es odio y sufrimiento, es penumbra, pero sobre todas las cosas es placer eterno.
Por todo eso, no podemos escaparnos de esa vorágine de pasiones que siempre nos empujan a dar rienda suelta a todo lo que escondemos en nuestro interior. No podemos negar algo que siempre nos inquieta, eso que nos cosquillea y que a veces no nos permite vivir en paz. Por eso, cada quien busca ser arquitecto de su propio destino. Cada quien mueve a su libre albedrio sus pasiones escondidas, sus deseos; esos que le inquietan, esos que le piden armonía, placer, gozo, alegría y paz.
Vivimos la historia, la forjamos a nuestra manera, sin pensar en el que dirán, porque solo se vive una vez. Así por naturaleza, en todas las culturas del mundo antiguo y en el actual, todos los hombres han buscado y encuentran a alguien que se convierta en el otro “yo” para que sea su faro de luz, su ideal hecho hombre, su misma voluntad, su arquetipo, su fantasma de sus sueños fallidos, su sombra, su amor platónico, su más intimo confidente, su ser intocable, puro y celestial.
Existen en la historia cientos y cientos de hombres poderosos y famosos que han sentido la necesidad de contar con alguien a quien confiar sus sueños, secretos e intimidades a cambio de protegerlos y elevarlos al éxito.
Como no recordar al histórico personaje de la literatura clásica griega; el gran “Aquiles” quien encontró en Patroclo un fiel amigo, compañero de lucha, audaz, valiente, apuesto y varonil en quien confiaba ciegamente y con quien compartió sueños, ideales y muchos de sus mejores momentos de su vida.
Era tanto el afecto, el cariño y amor que Aquiles siempre sentía por Patroclo que al momento que su protegido murió en una batalla, Aquiles quedó profundamente desolado, impresionado, triste y acongojado por mucho tiempo. Tanto dolió a Aquiles la muerte de Patroclo que para honrar su excelsa memoria llevó a cabo un impresionante funeral que duró tres días en una fastuosidad como nunca antes se había visto.
También como muestra tenemos otro caso: El del gran Alejandro “El Grande” quien encontró en Hefestión a su Patroclo. Hefestión compartió hasta la vida más íntima del gran conquistador desde que ambos tenían 8 años de edad. Fue el compañero más fiel y más apreciado de todos los siete generales que integraban el mando del ejército. Era asombroso la protección que Alejandro brindaba siempre a Hefestión.
Así cuando Hefestión murió, el conquistador emulando a Aquiles, ordenó preparar un magno funeral de tres días, levantándose un monumento a Hefestión en el lugar de su cremación. Hoy por cuestiones de espacio y tiempo, solo he dado a conocer dos grandes ejemplos históricos del Patroclismo.
La historia continúa. El efecto sigue y así podemos ver que numerosos hombres famosos: Políticos, escritores, artistas, y gobernantes, siguen ajustándose al fenómeno de encontrar un “Patroclo”.
Así tenemos que tuvieron su Patroclo: Napoleón- Julio Cesar – Jesús de Nazaret – Hitler – Cortés- Sócrates- Leonardo D`Vinci- Algunos Papas- Masones y además grandes escritores, artistas, músicos y poetas.
En nuestro país no ha sido la excepción, ya que a través de las distintas etapas de la historia todos los grandes protagonistas han tenido su Patroclo: Hidalgo, Allende, Morelos, Matamoros, Guadalupe Victoria, Guerrero, Iturbide, Juárez, Santa Ana, Madero, Villa, Carranza, Obregón, Portes Gil, Cárdenas, Miguel Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo y Fox.
También, grandes artistas y escritores; además de comunicadores: Juan Gabriel, Octavio Paz, Jacobo Zabludovsky, Fidel Velásquez, Rodríguez Alcaine, Gobernadores, Senadores y Diputados, Presidentes Municipales, Secretarios de Estado y muchos personajes más siguieron disfrutando de la compañía de un “Patroclo”.
Hoy, nuestro Presidente de México ha perdido a su “Patroclo”. Nunca se había visto un homenaje luctuoso de tal magnitud ofrecido a un funcionario de gobierno Federal con todos los honores de Estado.
En muchos de estos casos, la Sociedad pondera y a veces critica, pero también reconoce, admira y recuerda a todos los “Patroclos”. No los juzga, porque la única que tiene la facultad para hacerlo es; la Historia!
Otoño del 2008
El Janambre del Peyote
Nota: El texto aquí mostrado tiene solo la pretensión de carácter y análisis histórico, sin ningun menoscavo genérico, ni de otra índole. Si se publica es solo para tener un antecedente de análisis y que los personajes mencionados solo se juzgan su actuar como personajes públicos con sus excesos en la cúspide del poder y detras de el...
No hay comentarios:
Publicar un comentario