Al principio respondía que escribía para que la gente me quisiera. Luego esta respuesta me parecía insuficiente y decidí que escribía porque no me gustaba la idea de tener que morir. Ahora digo, y quizá eso sí sea cierto, que, en el fondo, escribo para comprender.
La Vanguardia de Barcelona, 1 de septiembre 1997
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