....El pasado 3 de marzo, en Ciudad Anáhuac, un pueblo de Nuevo León al norte de Monterrey, Juan Carlos Peña Chavarría y su compañera, Rocío Elías Garza, ambos de 30 años, bien conocidos en aquella comunidad, salieron de la empresa Delphi, donde trabajaban, a bordo de un coche Lumina gris, modelo 96, placas de circulación SDD-5108, cuando quedaron atrapados en una balacera entre narcos y el Ejército. Cuatro sicarios murieron frente a Delphi y otros dos en la preparatoria pública número 24, muy cercana, pese a que ya se habían rendido.
En la refriega, una bala hirió en el brazo a Juan Carlos, y cuando él y Rocío creyeron que todo había terminado, ella salió de su escondite para pedir auxilio a los soldados; éstos le dispararon a quemarropa y le dieron un tiro en la cabeza que le desfiguró el rostro; a Juan Carlos le hicieron lo mismo; luego colocaron una pistola en la mano derecha del cadáver de Rocío y la denunciaron como integrante del crimen organizado.
El viernes 19 de marzo, Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, estudiantes de posgrado en mecatrónica, fueron asesinados al salir del Tec de Monterrey y el Ejército los presentó como sicarios
. En Colombia, cuando un soldado mata a un guerrillero de verdad, se dice que protagonizó un acto positivo. Pero a los inocentes que asesinan y disfrazan para cobrar la resistencia se les llama falsos positivos
. ¿Esto explica no sólo las muertes recientes en Monterrey sino la desaparición de jovencitos secuestrados por el Ejército Mexicano en Ciudad Juárez y diversos puntos de Tamaulipas?...
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