Tlaskamati

sábado, 20 de septiembre de 2008

Dos faritos de luz

Es un poema especial, desde su contexto hasta su circunstancia y se da en unos dias de llovizna; donde se vislumbraba una tormenta. Y en ese previo me imagino una luciernaga como los dias aquellos, campiranos llenos de candiles y el hablar quedo de la oscuridad relumbrante. Lo entenderán todos aquellos que han tenido una luciernaga en sus manos.

Gracias!



Iba deambulando por un camino,

Donde había visto una luz;

una luz muy intensa, llena de magia

Resplandeciente, única, indefinible.

Al acercarme a ese punto convergible

De mi tan solicitado y esperado destino;

No era tal lo que veía, había sido una ilusión.



Busqué desesperado, voltié por todos lados,

Inclusive; reté a mi encarcelado corazón,

Grité casi llorando: la vi! Yo la vi!

Vi “Mientras haya unos ojos que reflejan

Los ojos que los miran!” de G.A. Becquer.

Me derrumbé por un momento, caminé a ciegas un rato,

Cerré mis ojos varias veces y vi algunos parpadeos de luz.

Me azoté por unas horas, suspiré por unos días,

Caí un poco de rodillas y me levante hace unas horas.



Y me dije: todo este amor guardado ha de tener su luz,

La luz que la requiera, la vela que me espera,

El combustible de mi luz, y la madera de mi cruz.

Seguiré caminando entonces, buscando nuevas letras,

Buscando con un rumbo; dos faritos con mi luz.

EL PEATON

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