No intentes convencerme de torpeza
Con los delirios de tu mente loca:
Mi razón es al par luz y firmeza,
firmeza y luz como el cristal de roca.
Semejante al -nocturno peregrino
mi esperanza inmortal no mira al suelo.
no viendo más que sombra en el camino
sólo contempla el esplendor del cielo .
Vanas son las imágenes que entraña
Tu espíritu infantil, santuario oscuro.
Tu numen, como el oro en la montaña,
es virginal y por lo mismo impuro.
A través de este vórtice que crispa,
y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,
oruga enamorada de una chispa .
o águila seducida por un astro.
Inútil es que con tenaz murmullo
exageres el lance en que me enredo:
yo soy altivo, y el que alienta orgullo
lleva un broquel impenetrable al miedo.
Fiado en el instinto que me empuja
desprecio los peligros que señalas:
el ave canta aunque la rama cruja
'como que sabe lo que son sus alas.
Erguido bajo el golpe en la porfía.
Me siento superior a la victoria.
Tengo fe en mí: la adversidad podría
quitarme el triunfo pero no la gloria .
Deja que me persigan los abyectos!
¡Quiero atraer la envidia aunque me
abrume!
La flor en que se posan los insectos
es rica de matiz y de perfume.
El mal es el teatro en cuyo foro
la virtud, esa trágica, descuella:
es la sibila de palabra de oro:
Ia sombra que hace resaltar la estrella.
Alumbrar es arder. Estro encendido
será el fuego voraz que me consuma.
La perla brota del molusco herido -
y Venus nace de la amarga espuma.
Los claros timbres de que estoy ufano
han de salir de la calumnia ilesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
Y no se manchan. . . ¡Mi plumaje es
de ésos.
Fuerza es que sufra mi pasión la palma,
Crece en la orilla, que el oleaje azota,
El mérito es el naufrago del alma:
Vivo se hunde, pero muerto, flota.
Depón el ceño y que a tu voz me arrulle,
Consuela el corazón del que te ama,
Dios dijo al agua del torrente: bulle!
Y al lirio de la margen: embalsama!
¡Confórmate, mujer! Hemos venido,
A este valle de lágrimas que abate,
Tú como paloma para el nido
Y yo, como león, para el combate!
SALVADOR DIAZ MIRON
Nació en el Puerto de Veracruz en 1853, y murió allí mismo en 1928. Periodista, político, orador fogoso y excelente poeta, fue uno de los Grandes líricos de su generación. Su fuerza pasional, desorbitada a veces, se manifestó en ciertas actitudes de su vida. En la tribuna parlamentaria y en la arenga política dio a conocer su elocuencia tormentosa. Luis G. Urbina lo describe así: "Todo en él era nervioso y apasionado; el cuerpo frágil y apuesto, la cabeza altiva de rostro moreno, ojos oscuros y enérgicos, lacia y fuerte la melena, tersa y audaz la frente". Por su poesía vigorosa y personalísima, su nombre ha recorrido todo el Continente y, en repetidas ocasiones ha figurado en las más notables antologías extranjeras. .Su producción poética comprende dos épocas bien definidas; en la primera escribe, ent.re otras, algunas composiciones que 'acusan un hondo sentimiento de justicia social, condenando lo abyecto y lo mezquino. El poeta francés Víctor Hugo ejerció en él una influencia grande. Díaz Mirón le prodigó siempre una devoción profunda.
Literatura Española y Mexicana
Francisco Valdés Becerril,
Juan Hernández Olvera,
Fermín Estrada Gutiérrez
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