Tlaskamati

sábado, 14 de marzo de 2009

¿Vienen los marines a invadirnos?


Vaya semana: mientras 5 mil soldados entraban a Ciudad Juárez y cometían las primeras desapariciones de civiles, cuyos familiares todavía no atinan a denunciarlas porque no saben si callando lograrán que se los devuelvan más rápido, llegaron a México, por una parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Michael Mullen, la bellísima ex amante de Mick Jagger, Carla Bruni, casada ahora con el enano maligno que funge como presidente de Francia, y, por vía electrónica, persistentes declaraciones del director de Inteligencia del gobierno de Obama, Denis Blair, y del vicepresidente estadunidense, Joseph Biden.

Desde el pasado viernes –ayer se cumplieron ocho días–, cuando Michael Mullen se reunió en privado con los secretarios de Defensa y Marina, para exponerles la necesidad de realizar acciones conjuntas con los marines dentro de territorio mexicano –lo que en español responde al nombre de invasión militar–, en círculos políticos que manejan información privilegiada se rumoraba que de seguir la ola de asesinatos, secuestros y combates entre narcos, policías y soldados a cualquier hora del día, algunas ciudades, empezando por las fronterizas más candentes, serían declaradas en estado de emergencia, esto es, privadas de garantías individuales, con toque de queda, sin libertad de reunión, etcétera.

A demostrar la urgencia de aplicar tales medidas se dedicaron, toda la semana, desde Washington, Denis Blair y Joseph Biden. Este último, incluso, se jactó de que cuando los marines y el ejército colombiano combatieron juntos contra el cártel de Cali los resultados fueron excelentes. Si, tan excelentes que el narcotráfico de aquel país trasladó sus negocios al nuestro, donde ahora la mafia mexicana es la sexta más peligrosa del mundo y controla vastas extensiones del territorio nacional, pese a lo que diga Gómez Mont, que no controla ni su propia lengua.

Acosado por sus aliados estadunidenses –que no quitan el dedo del renglón–, Calderón debió tragarse vivo el sapo de la visita de Nicolas Sarkozy, quien llegó al Teotihuacán de Peña Nieto con la obsesión de liberar, de una forma o de otra, a Florence Cassez. Como si en la agenda de México y Francia no hubiera asuntos más importantes, Sarkozy convirtió el de la secuestradora francesa en tema del más alto nivel y presionó a la caricatura de gobierno calderónico con todo, incluso exigiendo desde el Senado que México envíe tropas a las guerras imperiales del primer mundo a través de la ONU y (¿por no excarcelar a la señorita Cassez?) pague el precio de la sangre de sus soldados. ¡Vaya tipejo!

Lo más admirable del caso fue que nadie se levantó a recordarle que, con excepción del Escuadrón 201, México nunca ha enviado tropas al exterior para atacar a otros países, pese a la invasión francesa de 1862 y las más de 200 intervenciones militares estadunidenses que hemos sufrido de 1776 a la fecha (más las que se acumulen en estos días). Ni el PRI, ni el PRD, ni Muñoz Ledo, que se declaró viejo amigo de Sarkozy le pararon el alto, avisándole que todavía existe una Ley Federal de Neutralidad que nos impide participar en aventuras militares (o permitir que ingresen marines a ayudarnos). Pero sabiendo, sin duda, que alrededor de 80 mil soldados mexicanos han desertado en los últimos años (muchos para pasarse al narcotráfico, donde ganan mejor), y sin desconocer las presiones estadunidenses para que se abra la frontera norte a los ejércitos de Obama, con una indelicadeza propia de su patanería, el mandatario francés, sediento como vampiro, pidió la sangre de nuestros soldados, y toda la clase política le aplicó la ley del hielo, sin ninguna excepción....


Jaime Avilés




No hay comentarios: