Me fui de vacaciones, me fuí a nado
Recorrí las barrancas de la bomba
Un ojo de agua de mi infancia.
Jugué a las escondidas en la alcantarilla
Me cuidé de las miradas libidinosas,
Pues andaba como todo niño; en trucilla.
Nadé brazada tendida por mi aguazul callado,
El que se fue ayer; di dos maromas en el aire
Y tardé tres horas jugando a los encantados.
De allí subí más arriba como buscando tesoros,
Como después de un arroyo inundado.
Llegué al gran higo y de sus monstruosas raíces
Sin pensarlo mucho, me tiré diez clavados…
Me invitaron a Lalaja en bicicleta, a subir la sierra
Y tomarla de la cintura por un lado,
Pisé las gigantes lajas de piedra y sus cristalinas aguas,
Me dijeron Doro: cómo has estado?
No respondí y seguí mi tour así; a nado!
Llegué al Edén del Sureste, al Paraíso;
En Tabasco, me recibió Pellicer con su verso,
Me enseño dos estrofas con sus olas.
Y sus palmeras me dieron pozol y cocadas;
Para apaciguar ese calor desembocado.
Me tomé un descanso, para respirar despacio,
Me invitaron a los chorros pasados unos años;
Subimos un cerro, encendimos una llama
Y cuando me dí cuenta en Matamoros
Iba cruzando el río Bravo.
Entrando por la playa y regresando de milagro,
Al otro extremo como iluso, algo asustado;
Pues del agua dulce entremezclada,
Vigía del migrante me aleccionó con sus aguas
Y me dijo cual viejo norteño: muchacho, ten cuidado!
Me fui de vacaciones a nado, vagué por el pasado,
Sonreí en la aurora que cubría la nube hace un rato
Y suspiré por las aguas que esperan a mi lado…
Doropeatón
(Hijo también del aguazul callado)
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